LA LECCIÓN QUE APRENDÍ DE JUEGO DE TRONOS Y BERSERK
ATENCIÓN SPOILERS Juego de Tronos me marcó. Aún recuerdo allá por el verano de 2011, a punto de terminar la carrera, cuando entre cervezas en la terraza de un bar de Pamplona, amigos míos juzgaban escépticos en aquel primer Samsung Galaxy S la escena en que el rey Robert Baratheon visitaba Invernalia. Pues ya habían leído los tochos de libros de Canción de hielo y fuego , de George R. R. Martin, y el anuncio de la serie meses antes levantaba expectativas. No sería hasta dos años después cuando me decidí a empezar a ver la serie, hasta las tres temporadas hasta entonces emitidas. Fue tal el grato choque que, terminada la tercera temporada, no podía esperar otro año hasta la emisión de la cuarta, así que me recorrí las bibliotecas de mi ciudad para poder reservar el libro que seguía a la temporada vista. Si bien es cierto que ya asociaba a los personajes con los actores, muchos otros aparecían y los detalles de cada uno, las descripciones de los lugares, acciones y entornos eran tal