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Mostrando entradas de abril, 2018

Venom (in real life)

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  Venom es uno de mis villanos favoritos. Se trata de un simbionte alienígena que se adhiere al cuerpo de su huésped y, si está en cierta sintonía con él, lo protege a la vez que le otorga superpoderes. Eh… vale, un momento… ¿pero esto no era un blog de ciencia? — Tranquilos, lo sigue siendo. Pero con el tráiler de la película me he emocionado y además me ha dado para pensar. La descripción de Venom bien podría ser la de otros simbiontes que habitan nuestro organismo y nos protegen. Sin ellos, no sobreviviríamos. Nos hacen, en cierto sentido, super-organismos. Y es que, puede que no lo sepas, pero la mitad de tu cuerpo, de ti, son puras bacterias. Donde más se concentran son donde hueles mal, esto es, tripas, boca y piel (sobre todo ciertas partes de ésta). Por mucho que te laves será imposible que diluyas por la ducha a ese simbionte … Y menos mal, porque todo ese microcosmos compuesto por bacterias, virus, hongos y pequeños animalillos es un verdadero "chaleco antibalas&q

‘El Universo no sólo es más raro de lo que suponemos, es más raro de lo que podemos suponer’

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  El título de este post es de un famoso comentario del biólogo J.B.S. Haldane. No he encontrado otro mejor. He aquí mis razones para creerlo. Te explotarán los sesos. Somos vacío El punto de esta “i” contiene unos 500.000 millones de átomos. Cada uno de esos átomos es puro vacío. Si su núcleo es del tamaño de un grano de arroz, donde se concentrará el 99.9999% de la masa atómica, la nube de electrones que completa el átomo crearía una esfera que ocuparía el tamaño de un estadio de fútbol. Sin embargo, aunque seamos vacío, no atravesamos paredes debido a las fuerzas eléctricas que rigen el mundo de los átomos. Los átomos sienten fuerzas atractivas entre la carga negativa de la nube de electrones y la positiva del núcleo, pero también repulsivas entre nubes de electrones de átomos cercanos. Es decir, que a una distancia suficientemente cercana, la interacción neta puede ser atractiva pero, si se acercan más, la repulsión entre nubes predomina y los átomos se repelen, determinando

Un futuro poco agradable

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  La mayoría creemos que las estaciones del año, las temperaturas, el bueno o mal día que haga, etc. se deben básicamente a la inclinación de nuestro planeta y su movimiento alrededor del sol. En la escuela es lo que se enseña, que grosso modo son los rayos del sol los que inciden con diferente inclinación en las diferentes partes del mundo, haciendo que se calienten más o menos, que por ende evapora más o menos agua, que la rotación dispersa esas nubes y que, junto con un par de detalles más, tenemos una visión algo coherente del clima. Lo que poca gente sabe es que la razón del equilibrio climático no reside tanto en la atmósfera, sino en los océanos. Y algo está yendo mal. Para comprenderlo, empezaré por el principio. A pesar de haber bautizado a nuestro planeta como Tierra , vivimos en uno azul, y así es visto desde el espacio. Lógico, ya que aproximadamente el 70% de su superficie está cubierta por el agua, representada en casi un 97% por los océanos. Por eso, tantísima radia