Un poco de mind-blowing para explicar el ‘problema difícil de la conciencia’
¿Es posible que haya algo más? ¿Cómo surgen experiencias aparentemente inmateriales del cerebro? Los pensamientos, por ejemplo, no se pueden tocar, son intangibles, pero emergen del cerebro, que sí se puede tocar y medir.
No entraré en temas filosóficos ni de fe, ya que es de aparente ‘fácil’ respuesta (¡es el espíritu, leñe!), pero sí diré que en ciencia hay otro misterio muy relacionado que se le acerca bastante: ¿cómo la energía puede crear materia? Sabemos que materia y energía son lo mismo. En la famosa ecuación de Einstein (E=mc2), la energía (E) correspondiente a un pedazo de materia que depende directamente de la masa (m) que tenga esa materia en relación directa con el cuadrado de la velocidad de la luz (c). Efectivamente, la materia, la masa, puede convertirse en energía, y podemos observarlo desde hechos tan familiares como quemar carbón y obtener energía térmica para calentarnos mejor, hasta ser más precisos y desintegrar cantidades mucho más pequeñas de materia y obtener reacciones nucleares de fusión y de fisión. En teoría, también es posible a la inversa, aunque, así como pequeñas cantidades de materia pueden servir para liberar ingentes cantidades de energía (pensad en las armas nucleares), se necesitan cantidades ingentes de energía para poder llegar a obtener minúsculas cantidades de materia. De momento, sólo se ha demostrado experimentalmente cuando un fotón (una partícula de alta energía de la cual se compone la luz) atraviesa un núcleo atómico, produciendo una partícula de materia (electrón) y una partícula de antimateria (positrón). Sin embargo, hubo un momento de la historia en que sí hubo cantidad prácticamente infinita de energía concentrada… Así es, en el origen del universo la energía dio lugar a lo que hoy conocemos como estrellas, planetas, y a nosotros a medida que el universo se fue expandiendo y enfriando.
Puede que la consciencia, al igual que la energía, siempre estuviera ahí. Para buscar soluciones a este problema difícil se necesitan ideas radicales que, aunque parezcan un contrasentido, puedan explicar este misterio. He aquí algunos ejemplos:
Eso de que la consciencia impregne todo el universo y sea un rasgo fundamental de la realidad se conoce como pampsiquismo (pam = ‘todo’; psique = ‘alma’ o ‘mente’). Sus defensores dejan claro, eso sí, que no significa que todo sea consciente, sino que los ladrillos de la materia, quarks y electrones, tienen formas de experiencia increíblemente simples a la par que complejas. Eso no significa que una piedra sea consciente, sino que las diminutas partículas elementales de las que está hecha tienen algún tipo de experiencia muy rudimentaria. El cerebro humano, entiendo, a partir de sus neuronas, gozaría de mejor suerte. Y esto queda algo mejor explicado en otra variante algo más refinada llamada ‘Teoría de la Información Integrada’, que predice que, en efecto, la consciencia puede darse en cualquier sistema, sea biológico o no, siempre y cuando tenga una forma correcta de estructura interna.
Enrevesando más el concepto de pampsiquismo se encuentran tres investigadores del Quantum Gravity Research de Los Angeles (paper aquí). En él, los autores abandonan la creencia de que el universo existe por sí mismo, rechazando los postulados materialistas que ven la realidad como algo externo (p. ej.: la Luna está ahí, aunque no la veas), y a lo que solo podemos acceder mediante los sentidos o la experiencia. En su lugar, abrazan la hipótesis del filósofo de Oxford, Nick Bostrom, de ver al universo como producto de una simulación creada por seres post-humanos para conocer más sobre sus ancestros. Vamos, como si fuéramos unos SIMS en su versión 100.000 que desarrollamos consciencia.
El resurgimiento de estas corrientes se puede deber en parte a los últimos estudios en mecánica cuántica, donde se plantean el espacio-tiempo que observamos como, literalmente, un holograma. En principio, nada impide explicar que lo que ocurre dentro de un universo con unas leyes concretas pueda ser completamente explicado a partir de lo que ocurre dentro de otro universo con una dimensión menos y con unas leyes diferentes. Esta curiosa conexión se asimila a una lámina de una fotografía que puede proyectarse en 3D. Así, tendríamos un universo, séase el nuestro, que emergería de otro más simple. Y eso es lo que se ha demostrado, no que el universo sea una holografía, sino que teóricamente modificando parámetros del universo-fotografía, podría explicarse perfectamente nuestro universo-3D. Vamos, que lo mismo podríamos ser en realidad partículas en 2D proyectadas en 3D, aunque no hay ninguna evidencia de momento.
En cualquier caso, respecto al pampsiquismo y sus variantes, con cada vez más adeptos, sigue quedando abierto cómo es que esas pequeñas partículas con consciencias diminutas forman una conciencia más compleja, cómo emerge la experiencia consciente. O en el caso de la simulación, si somos SIMS con consciencia, nada nos impediría crear videojuegos de otros SIMS siguiendo las leyes físicas de ese mundo, y estos una vez pasara el tiempo lo mismo, etc. Dicho lo cual, ¿qué personaje serías tu? ¿El inicial? ¿El simulado? Es decir, que nunca sabremos si vivimos en una simulación, pues toda la realidad que creemos segura podría ser simulable.
Personalmente, considero que a la realidad le importamos un pito. La realidad existía antes de que naciéramos y existirá después de que hayamos desaparecido. La porción de la realidad que nos es accesible es muy pequeña y debemos de disfrutarla haciendo lo que mejor hace a un ser humano, conociendo y amando. Respecto de la conciencia, sabemos que el cerebro la produce y que es real, que puede ser un proceso biológico, pero no sabemos cómo.
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