La búsqueda de la libertad en un mundo interconectado y utilitarista

Después de profundas reflexiones y basándome en experiencias personales, considero que existen dos tipos de individuos en este mundo: aquellos que utilizan a los demás en beneficio propio, y aquellos que optan por un camino diferente. Esta distinción se hace especialmente evidente en el entorno laboral, ese espacio autocrático donde sacrificamos una parte significativa de nuestra libertad, personalidad, y donde debemos exponernos “motivados” y sobre todo útiles a cambio de una compensación económica. Pero no se detiene ahí; si incluso fuera de esos barrotes nuestras vidas se ven influenciadas por las políticas gubernamentales y sus incomprensibles leyes, mejor huir o morir prisionero en vida.

La búsqueda de la libertad es una constante en nuestras vidas. La habilidad para moldear nuestro destino y perseguir nuestros sueños se convierte en un desafío al que nos enfrentamos día a día. Ser libre implica tomar decisiones que estén alineadas con nuestras aspiraciones personales. Es aquí donde se revela nuestra verdadera naturaleza. ¿Utilizamos a los demás como medios para alcanzar nuestros objetivos, o no? Lo primero, si no hay impedimento, resulta adictivo, pero será juzgado con el tiempo.

Ante la duda, la máxima debería ser no hacer al prójimo lo que no quieras para ti. Esta regla de oro, que se encuentra en las raíces del recordatorio de dios en muchas religiones, nos recuerda que la verdadera libertad no solo implica la consecución de nuestros objetivos personales, sino también la creación de un entorno de respeto mutuo y cooperación.

Al final del día, la forma en que tratamos a los demás en nuestra búsqueda de la libertad definirá no solo quiénes somos, sino también el legado que dejamos en este mundo.

por Simon Kneebone: “¡¿Cómo rompo este ciclo?!”