Dios juega a los dados, y ganamos

 El orden parece derivar del caos, si se perturba adecuadamente… Y, dado un tiempo infinito, todo es posible. Por ejemplo, aunque parezca absurdo, las moléculas de aire que hay ahora mismo en tu habitación y que se mueven con aparente aleatoriedad, quizá, en un momento dado, podrían moverse todas a una esquina y dejarte sin respiración. Ese quizá es estadísticamente posible, aunque demasiado improbable. Sin embargo, la misma ridícula probabilidad parece darse para que surgiera la vida y, más patéticamente probable, la consciencia. Tuvo que ocurrir una serie de episodios fortuitos tan constantes en el tiempo que la reproducibilidad en cualquier otro mundo resulta imposible. Topamos entonces, damas y caballeros, al llamado ‘principio antrópico’.

Si en un universo se deben cumplir ciertas condiciones absurdamente probables para permitir que tu y yo pensemos, dicho pensamiento es la prueba de que finalmente se cumplen. Por ejemplo, si la carga de los electrones fuera ligeramente menor, éstos serían atraídos por los núcleos atómicos y el átomo colapsaría, evitando la existencia del electromagnetismo y de cualquier atisbo de materia. Lo mismo ocurriría cambiando un ínfimo decimal cualquiera de las características de los demás sistemas que componen nuestro universo. Miles y miles de parámetros en nuestra realidad que podrían tener la más mínima desviación en sus valores y todos, absolutamente todos, ajustados a un nivel de precisión enfermiza, para permitir que en nuestro universo exista vida en al menos un lugar. ¿Diseño inteligente? Que cada uno opine, pero lo que nos permite en la práctica arañar algo del misterio de nuestra realidad es estudiando la probabilidad matemática de un universo infinito en el que cualquier fenómeno emergente como la vida puede darse. Lo más emocionante de todo es que, aunque muy parcialmente, se ha demostrado (link del artículo aquí).

  

En la simulación de Schmickl T. y colegas (2016), dada una sopa de partículas que se asemejaría al universo primigenio, se repelen mutuamente para no llegar a chocar, pero tampoco se alejan demasiado entre ellas. Muy resumidamente, estas son las dos reglas programadas antes de correr el juego. Hasta que, sorprendentemente, los investigadores observaron que en algún punto de ese pequeño mundo caótico algunas partículas comenzaron a agregarse y aumentar la fuerza de atracción de otras partículas, creciendo y creciendo… Esas estructuras con orden aparente dentro del propio caos de partículas que las rodeaban empezaron posteriormente a mostrar tres estados: crecimiento, reproducción, y finalmente disgregación, en el que las partículas que lo componían volvían a la sopa de partículas caóticas, algo así como la muerte. ¿Os acordáis de cuál era la definición de vida?

Aunque de manera simplificada, ya que el programa constaba solo con dos reglas y nuestro universo cuenta con infinitas más, la investigación vino a demostrar el fenómeno emergente de la vida.

Nuestro universo, dadas las reglas tan ajustadas que posee, mantuvo siempre el potencial de la vida, aunque para aparecer tuvo que esperar hasta que por fin estuvo disponible la extrema complejidad química del mundo ARN, es decir, de las moléculas autorreplicantes que surgieron en la Tierra primitiva. Del mismo modo, la conciencia y la inteligencia podrían ser tratadas como otro fenómeno emergente manifestado cuando se acumula un cierto grado de complejidad en la capacidad de procesamiento del cerebro tras juntar miles de millones de neuronas. Por sí solas, serían como esas partículas caóticas sin rumbo aparente obedeciendo las leyes de la física. Esto a su vez abre la cuestión de la inteligencia artificial en toda una nueva forma mientras que las computadoras se vuelven cada vez más complejas y la disponibilidad de información y de conexiones entre los datos aumenta en el mundo virtual de Internet. Es más, esas unidades autorreplicantes de la simulación anteriormente descrita, ¿estarían vivas?, ¿dónde estarían realmente? Ahí lo dejo. 

 

Mapa del multiverso resultante tras alterar las únicas variables dadas por la simulación (los ángulos alfa y beta en los ejes horizontal y vertical). Surgen miles de universos alternativos donde debido a los cambios en las leyes físicas, el orden y la vida ya no puede emerger por sí sola ni prosperar… a excepción de en las pequeñas franjas verdes que se indican.



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